jueves, 7 de agosto de 2008

PACIENCIA

Por impacientes, afectamos nuestras relaciones personales, la tranquilidad en la vida cotidiana y tomamos malas decisiones en los negocios.

Paciencia es el arte de saber darle tiempo a las ilusiones. En una ocasión, como invitado especial al concurso Ventures, el respetado empresario John Gómez Restrepo, fundador de más de 40 empresas en Colombia, habló sobre la importancia de ser pacientes en los negocios y dijo "las cosas crecen, solo necesitamos ser pacientes. Para el caso de Productos Familia pasaron muchos años antes de que repartiéramos utilidades como un árbol que requería de tiempo para crecer".
El de hoy es un mundo enfermo por la urgencia, queremos las cosas ya, satisfacer nuestros deseos y cumplir nuestras metas ya. Vivir entre e-mails, llamadas, trancones, filas y andar de prisa, es la constante en la vida moderna, y lo novedoso ahora es lograr ciertos momentos de relajación. ¿Por qué no le damos un compas de espera a nuestros sueños? ¿Por qué no disfrutamos el camino? Queremos ser gerentes, que la empresa sea tan grande como la competencia, que ese gran proyecto termine, adelgazar, comprar ese carro, conseguir trabajo o que esa persona se enamore ya, ya ya.
Sin paciencia perdemos la capacidad de aprender las lecciones de la vida. En esencia, sin paciencia no maduramos ni somos felices. Tome un tiempo con calma para leer este artículo dedicado a la paciencia. "Lo más valioso para conocer acerca de la paciencia es que usted puede decidir tenerla o no.
Como cualquier hábito, ser paciente es algo que se puede desarrollar. Mucha gente se angustia al creer que les falta paciencia, cuando en realidad este es un músculo que deben ejercitar", asegura Mary Jane Ryan, renombrada autora con más de diez libros en temas de desarrollo personal, entre ellos The power of patience: how to slow the rush and enjoy more happiness, success, and peace of mind every day. Tomar la decisión de ser pacientes puede ser determinante en la vida. Lance Armstrong, reconocido como el mejor ciclista de la historia, no solo se enfrentó a los retos propios de la paciencia en este deporte sino también en la enfermedad. En su libro It´s not about the bike, Armstrong escribió "me tardé muchos años en poder comprender la idea de que a veces para llegar primero hay que andar más lento al comienzo. No fue fácil captar la noción de que ser paciente no significa ser débil".
En sus escritos sobre cómo hacerse millonario, el famoso autor Robert Kiyosaki suele repetir el lema "pague primero, juegue después". Paciencia es en últimas tener confianza en el tiempo que toman las cosas. Creer en triunfar no necesariamente implica que el resultado va a ser positivo, pero mejora las posibilidades de que así sea. Por otra parte, siendo impacientes realmente contribuimos a que todo salga mal. En ambos mundos, en el éxito y en el fracaso, esperar con mayor tranquilidad nos ayuda a ser más felices.

Los regalos de la paciencia
Mary Jane Ryan opina que forjar un nuevo hábito es un desafío tan arduo que vale la pena conocer los beneficios de antemano: los regalos de la paciencia. Desde el punto de vista profesional y de realización personal, la paciencia nos aferra a nuestros sueños, es la mejor forma de crear excelencia. "La genialidad no es otra cosa que una manifestación de la paciencia", asegura Ryan. Sin importar cuál sea el objetivo (sacar una empresa adelante, triunfar como profesionales, conseguir un buen trabajo, montar una familia, sacar adelante una carrera), hay que entender que solo con la dedicación constante se obtienen resultados. Además, siendo pacientes tenemos mejores posibilidades de tomar buenas decisiones. ¿Cuántas empresas no se han quebrado por ir más rápido de lo debido? En 2006, la firma Pacifex se montó en Colombia con el músculo financiero de la multinacional Conagra con el objetivo de conquistar el mercado de fertilizantes. A punta de ofertas comerciales quisieron capturar en un año lo que a otros les había tomado décadas, y en este mismo lapso de tiempo salieron de este mercado con pérdidas millonarias. Existen muchas vanidades en los negocios. Si su preocupación es vender más que el de al lado o tener instalaciones más grandes y bonitas, usted está literalmente... La gente se olvida de vivir su vida por andar demostrando cosas.
Según M.J. Ryan, una ventaja de la paciencia es que nos regala tranquilidad espiritual. Nos dice que tenemos lo suficiente para ser felices. En su experiencia, M.J. Ryan asegura que lo que más martiriza a la gente es la pregunta ¿será que las cosas nunca van a cambiar? Como por ejemplo: ¿algún día finalmente voy a conseguir trabajo? ¿lograré ese ascenso? Pero en su opinión, si de algo podemos estar seguros es de que las cosas cambian. "Estamos tan alejados de la naturaleza que se nos ha olvidado entender que como seres humanos nosotros también vivimos estaciones. Con la ayuda de la paciencia les hago entender a mis clientes que el invierno no es permanente y que tarde o temprano llegará su primavera", explica la autora.
En esta perspectiva, otro regalo de la paciencia es que nos ayuda a permanecer calmados ante las tormentas de la vida, como fracasar en los negocios, no ser correspondidos en el amor o ante las enfermedades. La paciencia alimenta la confianza en sí mismos. "Pero la sociedad de consumo nos ha llevado a querer satisfacer nuestras necesidades inmediatamente", continúa Ryan. Hoy podemos adelantar una canción cuando no nos gusta, cambiar de canal, pedir a domicilio... no es sorprendente entonces haber perdido la paciencia, acostumbrarnos a los gritos de la gente en la fila de un banco o a los pitos en el trancón. "El concepto de aburrimiento no existía antes del siglo XIX, que no es otra cosa que perderle la paciencia a algo", dice Ryan. Además, según M.J. Ryan, uno de los impactos más visibles de la paciencia se da en el mejoramiento de las relaciones personales. ¿Cómo se sintió la última vez que lo trataron con paciencia? Así como el aburrimiento, la ira también es una manifestación de que hemos perdido la paciencia. Como cuando no soportamos a un niño llorar. Entre menos pacientes somos, más fácil nos irritamos con los demás cuando tienen una perspectiva distinta o no cumplen nuestras expectativas. "Pero en esencia no es posible amar sin paciencia. Lo fascinante del tema es que solo siendo pacientes con los demás, aceptándolos como son, es cuando empiezan a cambiar", explica la autora.
Los regalos de la paciencia son tan variados que incluso protegen nuestra integridad personal. Si lo piensa, siempre que nos hacemos daño físicamente, es fácil identificar entre las causas que andábamos a las carreras.
Las prácticas de la paciencia
La otra cara de que la paciencia sea un hábito, es que la impaciencia también lo es. En opinión de Ryan, los seres humanos estamos programados para ser pacientes, de otra forma usted no habría logrado cursar todos esos años en el colegio o en la universidad. Pero lamentablemente ese sentimiento desagradable de sentir que no hay tiempo, que todo es urgente y ese "estoy siempre ocupado", se va apoderando de las personas al punto que para la edad adulta ya es todo un hábito. Romper con esto no es fácil. Por eso, M.J. Ryan recomienda que lo primero que debe hacer si le interesa ser más paciente es no ser tan duro con sus errores. "Solo podemos cambiar entendiendo nuestro comportamiento sin ser tan agresivos con nosotros mismos. El objetivo no es tanto nunca ser impacientes, sino lo que aprendemos cuando actuamos de esta forma y lo comprensivos que somos con nuestras actuaciones", argumenta la autora.
Ser impacientes tiene mucho que ver con perfeccionismo, y hasta en esto hay que aprender que todo tiene su tiempo. En otras palabras, hay que ser pacientes para ganar paciencia.
Otra recomendación en el camino de hacernos más pacientes es siempre ver las cosas desde una perspectiva más amplia. Aun cuando todo le esté saliendo mal un día, si cree que no va alcanzar con lo que le pidió su jefe, que va a perder una materia en la universidad o terminar una relación, siempre vale la pena preguntarse ¿esto va a ser relevante en los próximos diez años? ¿Realmente vale la pena que duerma hoy intranquila(o) por esto? ¿En el contexto más amplio de mi vida tiene sentido sufrir? Según M.J. Ryan, tan pronto ponemos las cosas en una perspectiva más amplia, inmediatamente ganamos en paciencia. En esta misma perspectiva hay que aprender a no sobrevalorar los problemas. Regresando a Lance Armstrong, en su libro dice, "si algo aprendí en mi enfermedad es que de todas las cosas que pudieran haber salido mal en un día, nada es peor que un cáncer".
Cuesta trabajo entender que la forma como se arranca el día establece el ritmo de cómo va a ser la jornada. Vale la pena esperar ciertas cosas. La experiencia de Íngrid Betancourt, los militares colombianos y los estadounidenses en cautiverio, algunos secuestrados por más de diez años, son un ejemplo formidable del valor de la paciencia. Siempre hay que repetir "tengo todo el tiempo del mundo".
Es claro que en ciertos escenarios, como el maltrato de un jefe o de la pareja, o una carrera que no lleva a ninguna parte, vale la pena declarar "no más, no voy a esperar más". Pero en general, como sociedad tenemos mucho que aprender de las virtudes de la paciencia. El narcotráfico, la ilegalidad en los negocios, la guerra armada, y la intranquilidad de la gente, no son otra cosa distinta a no saber asignarles tiempo y esfuerzo a las ilusiones. En los momentos de mayor tensión, los pilotos de avión están entrenados para hacerse una pregunta que los tranquiliza ¿esta cosa todavía está volando? Así es la vida. Aun en los momentos de mayor tensión, pare, tome un fuerte respiro, mejor otro más, y siga adelante que con calma se le van a dar las cosas.

1 comentario:

Marcela dijo...

Muy buen articulo, para aplicarlo a nuestra vida.
Marcela